sábado, 16 de julio de 2011

Promotores de salud: luchadores contra la injusticia social

Escrito por Jorge Luis Chávez y Elmer Zamudio

El derecho a la salud requiere determinadas condiciones específicas para que sea factible en las poblaciones como la estabilidad emocional, un buen entorno familiar libre de violencia doméstica, un ambiente higiénico y sin contaminación, así como un grado de estabilidad económica que permita el acceso a servicios básicos, una buena alimentación y vivienda junto a una educación de calidad.

Pero la realidad es otra al contar por ejemplo que en otros sectores las condiciones económicas son muy limitadas con grandes grupos de la población que no cuentan con electricidad, agua potable, alcantarillado y medios modernos de comunicación, así como la inexistencia de presencia del Estado en materia de salud ni en el plano policial.

Ésta es la realidad de San Salvador, un sector de Paiján en el cual habita un aproximado de mil familias desde hace veinte años, en el cual hay algunas zonas en las cuales al menos la mitad de ésta comunidad carece de titulación, y por ende, de servicios de agua y desague; allí donde el recojo de basura se realiza una vez por semana o por quincena y la presencia policial es prácticamente inexistente, lo cual le da campo libre a la delincuencia.

La clase de entorno que es ideal para que además, prosperen la desnutrición infantil, y enfermedades como la tuberculosis, las diarreas y los resfríos (que pueden complicarse y presentar cuadros mucho peores). Con esto es con lo que debe lidiar todos los días la señora María Isabel Muro Sánchez quien recorre puerta a puerta y se desempeña como promotora de salud de éste sector. “Veía la necesidad de mi comunidad paijanera sobre éste problema”, respondió al preguntársele sobre su motivación principal para entrar a un trabajo así.

Ya que una vida digna significa tener acceso a electricidad, agua, desague, así como a los sistemas de comunicaciones modernos que existen actualmente; y al no haber un acceso a éstos últimos para conocer informaciones básicas en salud para permitir mejores condiciones de vida de la población de San Salvador, en Paiján; debe entenderse el rol de los promotores de salud como fundamental al realizar una labor de hormiga para llegar a éstas poblaciones.

Un trabajo que requiere un fuerte afán de ayudar a otras personas, que es muy exigente y pobremente remunerado. “A las siete de la mañana ingreso al local comunal en el sector Miraflores, y es a las siete y media en que comienza mi primera salida de campo que dura hasta las dos de la tarde que es el almuerzo.”, mencionó al describir su horario de trabajo. Pero luego continuó: “Y luego a las dos y media vuelvo a mi segunda salida de campo que dura hasta las ocho de la noche.”

En total, doce horas diarias de labor tocando puerta tras puerta en todo San Salvador para revisar si hay casos ocultos de tuberculosis (los cuales pueden darse por los prejuicios que hay sobre ésta enfermedad y porque hay cierta reticencia en algunos individuos que padecen la tuberculosis a someterse a un tratamiento médico que en éste caso, representa un costo económico muy fuerte), sondear si hay cuadros de desnutrición crónica en niños pequeños, o ver si hubiera cuadros de diarreas o resfríos, que de no tratarse adecuadamente pueden evolucionar en enfermedades mucho más peligrosas.

“Desde hace doce años he trabajado sin incentivos económicos hasta éste año en que gano quinientos soles mensuales.”, dijo ella, quien respondió así sobre el tiempo que ha dedicado de su vida a una labor tan dura como ésta y que mencionó además que recorre éste sector, el cual además carece de pistas asfaltadas y de veredas, a pie. “Un auto o una camioneta serían demasiado porque vamos puerta a puerta pero una mototaxi si podría ayudarnos.”, dijo acotando además que ocasionalmente reciben ayuda de otros vecinos de la comunidad paijanera.

Resulta contrastante que se diga que hay un crecimiento económico boyante en La Libertad, que se supone es la segunda región en el Perú, y a la vez haya carencia de servicios y de presencia estatal en zonas marginales de la costa liberteña que están apenas a una hora de viaje en bus desde Trujillo, y ni se diga de la serranía donde las condiciones son mucho peores. La acción de la comunidad organizada apoyada por organismos no gubernamentales que ha sensibilizado a varios sectores de nuestra sociedad ha permitido paliar un poco una realidad que dista mucho de la frase “Él Perú Avanza” y en la que sin una voluntad política firme para modificar las condiciones de vida éstos esfuerzos son minoritarios.

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