lunes, 20 de abril de 2009

La caída del Chino Maldito


Como puede adivinar cualquier lector o cibernauta que lea las siguientes líneas, éste artículo va dedicado especialmente a la caída de Alberto Fujimori, ex dictador del Perú, y por lo menos de momento, condenado a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos en las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, y el secuestro del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer.

Lo llamo Chino Maldito, porque eso es lo único que puede representar un hombre que destruyó la democracia e instauró un régimen de terror por el vil afán de mantener un estado de cosas que le permita básicamente saquear las arcas del Estado peruano con una cáfila de delincuentes, llevando al Perú a un nivel de degradación nunca antes visto.

25 años de cárcel para un hombre así. ¿Es lo justo, es poco, o es un abuso? Para la gran mayoría de peruanos que vimos aquél fallo por televisión, en un primer momento aquello fue una desilusión. Se hablaba de por lo menos 30 años de cárcel para el ex dictador, e incluso se consideraba aquella condena demasiado blanda. Acá podría alegarse con facilidad el hecho de que al tener Fujimori más de 70 años, 25 años es prácticamente una cadena perpetua. Pero no sería tanto eso el asunto, sino que por el daño que se le hizo al Perú y a los peruanos, algo así es escaso. El autor de estas líneas reconoce que por lo menos en el primer día, fue parte de éste primer grupo, y que no pudo evitar sentir frustración debido a éste factor, y otro más que será observado más adelante.

Para la mayoría, al menos ahora, 25 años de cárcel, es lo justo porque a pesar de todo, un ex dictador que fue violador de derechos humanos, es condenado y paga por ello. Esto, a pesar de que exista el riesgo de que una instancia superior pueda modificar la sentencia, y posiblemente reducirla. Evidente decir, que la mayoría del mundo entero, desde México hasta Argentina, desde Estados Unidos hasta Timbuctú, aquella sentencia es considerada como justa y que sienta precedente con ésta clase de gente.

Para la gran minoría que son los fujimoristas, y también camuflados, algunos sectores de la derecha extrema como el señor Julio Favre (el empresario respetable e incompetente que no hizo nada cuando tuvo la responsabilidad de reconstruir Pisco, Chincha e Ica con el bodrio llamado FORSUR y que jamás fue investigado por aquél asunto) o la señora Lourdes Alcorta (la dignísima y reconocida otoronga del Congreso por dar sus opiniones de que “no le daba la gana dar información de sus gastos operativos” a pesar de que éstos vienen de la plata que todos y cada uno de los ciudadanos peruanos pagamos, y eso incluye su jugoso sueldo), al meter preso a Fujimori se le da una “victoria a los terroristas”, y la señora Keiko Fujimori (que todavía puede recordársele por éste lema: “Keiko está bien gorda, y el pueblo muere de hambre.”) lo único que ofrece como gran programa de gobierno es indultar a su “api”, mostrando que ella es buena hija de su padre al querer liberarlo y mala hija de su madre al no estar a su lado cuando Susana Higuchi fue maltratada física y psicológicamente por haber denunciado el mal manejo de ropa donada por Japón.

Sin embargo, debemos reconocer que Fujimori se echó la culpa en aquél juicio. Es decir, si el argumento de su defensa se basaba en que él era básicamente un tipo de retrasado mental que no sabía de las barbaridades que hacían Montesinos y Hermoza Ríos, lo que debió hacer fue echarle a ellos la culpa de todo. Al pretender defenderlos, se sentenció a la cárcel. Si no fue él y no dijo quién era, entonces sólo quedan sus declaraciones de que todo lo que ocurría en las fuerzas armadas peruanas era algo conocido por él, que él siempre tenía el mando y por eso, lógicamente, acabó preso.


Fujimori pretendió quedar como una especie de Jack Bauer, pretendió intentar convencer que era un patriota que lo hace todo por salvarnos de una amenaza terrorista. Pero la verdad, es que no podría ser Jack Bauer ni así llegara el día del juicio final. El protagonista de 24 (serie del canal FOX), a pesar de que mate y torture sin asco, lo hace exclusivamente con terroristas. Jack ha demostrado sacrificarse resistiendo torturas horrendas por los chinos (el torturador siendo torturado), perdiendo a su esposa, a sus amigos, y el amor de su única hija sin poder hacer nada, y cayendo en un abismo horrendo ocultando sus emociones bajo una máscara de dureza.

¿Fujimori qué ha sacrificado? ¿Mostró sacrificio al renunciar por fax desde Japón? ¿Mostró sacrificio al pretender ser elegido en el Senado japonés? ¿Pensó en enfrentar a Montesinos, Hermoza o Martín Rivas cuando le solicitaron la orden para asesinar en Barrios Altos (entre ellos un niño de ocho años) o en La Cantuta (a muchachos que empezaban la vida)? ¿Pensó en que a pesar de ser descendiente de japoneses deshonró a sus ancestros al hacer y dejar hacer tantas canalladas, y que lo mínimo para salvar el honor era seguir el ritual del seppuku (un corte en el abdomen)?
Para finalizar ésta entrada, dejo aquí el video de la sentencia a Fujimori que nos trae uno de los muchísimos vídeos de YouTube. Para que quede en la historia del Perú y del mundo, que un mandatario acusado de violación a los derechos humanos es finalmente sentenciado a la cárcel.



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